Prohibidos
Hoy me sumergí en el vasto océano de información que es Google y busqué "ha sido prohibido". Me encontré con un abanico de resultados tan variado como intrigante:
- Fármacos y productos químicos
- Libros y mangas
- Usos y accesos
- Canales y vídeos
- Cultivos y tipos de maíz
- Partidos políticos y anuncios
- Juegos y películas
- Y hasta romperse huevos en la cabeza, echarse pica-pica, arrojarse agua y harina (sic)
En total, 27.200 resultados que me hicieron reflexionar: ¿Vivimos en una era de prohibiciones disfrazada de libertad? ¿Acaso ser más libres implica ser menos libres?
Nos bombardean con la idea de que cada día somos más libres, pero a cada paso nos encontramos con una creciente lista de "noes": no fumar, no subir, no bajar, no entrar, no salir, no utilizar, no abrir, no cerrar. Pareciera que el vocabulario de la libertad se ha convertido en una oda a la negación.
A veces, esta asfixiante realidad nos hace querer escapar y romper con todo: móviles, bancos, jefes y empleados... con todo lo que empiece por "No". Pero, ¿cómo enfrentamos este aparente conflicto entre la promesa de libertad y la realidad de las restricciones?
Quizás sea momento de preguntarnos si estas prohibiciones son un precio necesario a pagar por un mundo más seguro y consciente, o si en realidad son una cortina de humo que oculta la erosión de nuestras verdaderas libertades. Al final, la libertad no puede ser un mero eslogan, sino una experiencia que se viva y se sienta genuinamente en nuestras vidas.
Hagamos una pausa, entonces, para reflexionar y preguntarnos: ¿qué significa realmente ser libre en este mundo contradictorio?
Con una invitación a la reflexión,
RM.
PD: No reproducir este mensaje sin mi consentimiento (un guiño a la ironía en nuestra era de "noes").
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