Creer, pero no a cualquier precio

Aunque tengo un vago recuerdo anterior de Gary Cooper en Solo ante el peligro (Zinnemann, 1952) en un cine de verano, la primera película que vi en una gran pantalla fue E.T., el Extra-Terrestre (Spielberg, 1982).

Efectivamente, pertenezco a la generación de Indiana Jones (Spielberg, 1981), La Guerra de las Galaxias (Lucas, 1977), Los Gremlins (Dante, 1984), Los Cazafantasmas (Reitman, 1984), Los Goonies (Donner, 1985), El Cristal Oscuro (Henson y otros, 1982) y los Teleñecos. En mis fantasías infantiles se mezclaban las bicicletas voladoras, con los templos malditos, los imperios que contraatacan, los espíritus, los piratas... ¡y mucho cuidado con que te diera la luz, tocar el agua o comer pasada la medianoche!

Siempre he deseado creer que hay vida en otros planetas, o un monstruo en el Lago Ness, o que se puede curar con el pensamiento. Me encantaría sentir que puedo levitar si me concentro mucho, o que soy la reencarnación de Napoleón Bonaparte, o que cuando muera veré un túnel con una preciosa y cegadora luz al final y descubriré un jardín paradisíaco en el que pasaré el resto de la eternidad.

Sueño con levantarme un día y ver que los informativos de la televisión abren sus ediciones con las respuestas a los enigmas del triángulo de las Bermudas, el continente perdido de la Atlántida o que Ana Rosa Quintana tiene como invitado a su programa al Yeti o al mismísimo Yoda.

Soy un soñador, como tantos de mi "Generación E.T." (que no O.T., obviamente posterior), pero tengo algo claro: que querer creer no significa creer, y no me gusta que me engañen.

Y digo esto porque se han vuelto a poner de moda los programas de misterios y enigmas, y no con poca audiencia, en los que habitualmente mienten para disfrazar de verdad lo que son meras ilusiones. Y detesto eso. Porque yo claro que quiero creer en volar en una bicicleta con un extraterrestre en la cesta, pero no a costa de llenarle los bolsillos a los Iker Jimenez, a los J.J. Benítez o a los Javier Sierra.

Veo como esos programas se nutren de mentiras, photoshop y mucha caradura. Y cuando falta algún dato, entonces es que hay una conspiración para esconderlo.

Ahora recuerdo uno de los programas de Iker Jiménez en Cuatro (uno de los pocos que he visto). Hablaba el (paranormal) periodista del viaje a la luna, que si era un montaje en un estudio de televisión, que si el hombre nunca ha pisado el solitario satélite. Y luego ponían unas grabaciones que la NASA, y hasta la CIA, el FBI, la KGB, la CBS, la HBO, la AOL (y hasta la UGT si me apuras), habían luchado porque no vieran la luz, porque en ellas Neil Armstrong decía haber visto unos seres extraños en la luna. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Estuvimos o no en la Luna? Porque si estábamos en un plató, ¿dónde vio a los extraterresteres? En fin, conclusión: basura. Y me fastidia.

Por eso, hoy mismo, me hago miembro del proyecto SETI@home, para ayudar a procesar los datos que nos proporcionan los radiotelescopios del Observatorio de Arecibo en busca de otras formas de vida, proyecto que dirige y controla la Universidad de Berkeley, institución que me merece mucho más respeto que Iker Jiménez, o que Cuarto Milenio, o que el canal Cuatro o que Polanco, o que todos ellos juntos.

Además, ayudar a los del proyecto SETI hace que me sienta más cercano a la Jodie Foster de Contact (Zemeckis, 1997), película que adoro, y a la actriz también.

Y es que con este personal invadiendo nuestras pantallas y nuestras emisoras, sembrando las ondas de mentiras y engaños, viene a mi cabeza una frase que lo resume todo:
La mejor prueba de que hay vida inteligente en el Universo, es que aún no nos han visitado.

RM

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Bueno aunque mi generación es un poco posterior, también he crecido con todos esos clásicos aunque de una manera menos influyentes.

Escéptico por principio, me cuesta mucho creer en charlatanes, fenómenos paranormales, psicomagia o a Urdazi, pero, desgraciadamente, al igual que las telenovelas, los programas sobre fenómenos inexplicables se multiplican dando pábulo a persojanes de mayor o menos grado que se van haciendo un nombre, y unos euros, a la par que desinforman a la parte menos informada de la sociedad.

Buscar extraterrestres no me parece uno de los proyectos prioritarios de la ciencia, aunque eso es cuestión de gustos, ¿no sería mejor invertir parte del potencial de tu ordenador intentando resolver problemas un poco mas urgente como la cura contra el cancer, el sida o realización de modelos experimentales para combustibles alternativos?

P.D.: Me consta que esas opciones están disponibles, pero mi creciente estado de vagancia me impide poner los enlaces ahora :P
Rock Mad ha dicho que…
Es cierto, jandro, y por tanto adhiero la empresa de la que tú eres vicepresidente al proyecto ROSETTA de la Universidad de Washington, para el estudio, predicción y diseño de estructuras de proteinas para luchar contra enfermedades como el Sida, la Malaria, varios tipos de cáncer, el Alzheimer o el Antrax.
Anónimo ha dicho que…
Sobre lo que comentas del "montaje" del viaje lunar, este año vi yo en clase un documental llamado Guerra Fría-Secretos y mentiras- 'Operación Luna' (disponible en emule) sobre este tema, y después, la profesora nos explicó que un documental también puede ser ficción... y no te digo más.

Bueno, sí, que la asignatura era Historia del cine informativo y que yo soy de otra generación pero me uno a tu opinión, con la que coincido -por una vez- completamente.

Beso

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