La zancadilla

zancadilla.
(Del dim. de zancada).
1. f. Acción de cruzar alguien su pierna por entre las de otra persona para hacerle perder el equilibrio y caer.
2. f. coloq. Estratagema con que se derriba o pretende derribar a alguien de un puesto o cargo.
[...]
Cuando se trata de dinero, la gente es capaz de hacer cualquier cosa. En los últimos días he tenido la (buena o mala) fortuna de conocer a un par de individuos capaces de poner la zancadilla a cualquiera por unos euros, a sabiendas de que perjudicaban a gente con sus acciones.

Cuando se trata de ganar una carrera, sólo hay dos opciones. La primera, la correcta, es correr más que los demás. Correr más y mejor. La segunda, la vergonzante, es poner la zancadilla a los rivales. Si lo piensas bien, es la más fácil, pero es la más triste. Yo no quiero llegar a ser nadie en la vida por haber puesto zancadillas. Sobre todo si mis rivales consideran que se trata de algo noble competir junto a mí.

Pero tristemente, descubro que estas prácticas, las zancadillas, son más habituales de lo normal. Y el único consuelo que me queda es el de pensar que, si esos individuos que las practican son descubiertos, quedarán retratados ante los espectadores que observan.

Imagino que no he descubierto nada nuevo, que esto se llama "Caín y Abel" desde hace mucho.
Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel?. Y Caín contestó: No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él?
La primera muerte que narra la Biblia tuvo que ser precisamente esta, la provocada por la envidia, y entre dos hermanos, dos iguales, dos colegas. Es tal vez la envidia la más primitiva de las pasiones humanas, la que ha empujado a unos a poner la zancadilla a otros...

...pues yo lo tengo claro, no quiero ser de los unos: quiero ser de los otros. Porque si alguien piensa que poniéndome la zancadilla va a conseguir que me retire de la carrera, está muy equivocado. Puede que caiga, pero me levanto de nuevo, y cabreado empiezo a correr más que antes. Ahí queda dicho.

Máxima del día: Si me pones la zancadilla, me llevaré tu nombre por delante. (Véase el caso de Sonia M.)
RM

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Desgraciadamente, son muchos los que rigen su vida laboral bajo el lema de que "El fin justifica los medios" y están dispuestos a hacer lo que sea con tal de alcanzar sus objetivos.

Por suerte, la vida es un boomerang, y el que siembra vientos, recoge tempestades.

P.D.: SI! ya se que me ha quedado un comentario de abuelo cebolleta con sus refranes, pero, ¿acaso no encierran estos refranes unas verdades universales impepinables?
Rock Mad ha dicho que…
Hace unos días me criticabas por decir "Quien con fe sabe esperar, ve al fin la suerte llegar." ¡Te pillé! :P
Kairos ha dicho que…
Cuando nos encontramos con energúmenos de esta calaña solemos consolarnos pensando que "el tiempo pone a cada uno en su sitio", o que "al final se hará justicia"... pero sin embargo, no dejan de ser eso, convicciones a las que nos agarramos sin ningún fundamento para hacer menos doloroso el trance que atravesamos.

Es un asco que en esta sociedad cada vez se valore menos la honestidad y la integridad y se expanda como una epidemia la cultura del pelotazo y del pisotón.

Si te sierve de consuelo (y en el caso que te animó a escribir este post sí que es algo que tiene fundamento) creo que terminará donde debe estar. No por justicia, ni por intervención divina, simplemente porque este personaje no pasa de ser una pequeña piraña corta de miras y en cuanto se tope con un tiburón... ¡Ay de él!

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