Sólo una cereza

Esta tarde, cansado de esperar (como dije en la entrada anterior) he decidido que hasta aquí habíamos llegado. Me he armado de valor y me he dirigido al jardín. Allí se encuentran los dos árboles que planté este invierno: dos preciosos cerezos que, sumando las cosechas de ambos, me han proporcionado más o menos 1 cereza.

Sí, yo también me quedé sorprendido. Pensé que algo había ido mal. O que no había abonado lo suficiente, o que al árbol le había entrado alguna enfermedad. Pero me informé y me tranquilizaron. El primer año sufren estrés (¡qué curioso término aplicado a un árbol!) y producen mucha hoja y poco fruto. ¡Y tan poco! ¡Sólo una cereza!

En los últimos días se estaba poniendo rojita. De hecho, ayer ya tenía un aspecto apetitoso. Pero alguien me dijo:

-¡No! ¡No te la comas aún! Espera unos días.
-Pero, ¿por qué? Tiene un aspecto apetitoso.
-No, tú espera.
-¿Y si se la come un pájaro? No lo soportaría. Todo el año viéndolos crecer, para que la única cereza se la lleve un puto pájaro en el pico.
-Tú hazme caso.
-Está bien.

Pero no ha sido así. Cansado de esperar por tantas cosas, me he armado de valor y he caminado firmemente hacia el árbol. He agarrado la cereza entre mis dedos y he tirado de ella hasta que se ha desprendido del tronco. Me he sentado en el banco de madera y la he observado durante unos intensos segundos. Era una cereza preciosa. Roja. Brillante. Sin imperfecciones. He sonreído y me la he comido.

Estaba deliciosa. Jugosa, dulce, gruesa.. La cereza perfecta. Aunque claro, me ha sabido a poco. De hecho he vuelto al árbol por si había alguna que se me hubiese escapado. Pero no... el recuento era correcto desde hacía meses.

Me he sentido orgulloso del cerezo. "Buen trabajo", he pensado hacia él, "A ver si el año que viene nos esforzamos un poco más".

Y de repente una extraña sensación me ha invadido. Triste he contemplado el hueso del fruto que tenía ahora en la mano: me he comido la cereza porque no quería esperar más, y sin embargo, lo único que he conseguido es tener que esperar hasta el año que viene para volver a comerlas.

RM

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No es sólo una cereza, es un triunfo, es la primera de muchas cerezas.

Lo que me sorprende es el estrés asociado a un árbol, había visto peces estresados, personas estresadas, incluso perros estresados... pero ¡un árbol! si es que en el fonto todos somos iguales

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